Membrillo

Sabor: El sabor del membrillo es distintivo y algo ácido cuando está crudo, con un perfil que se torna más dulce y suave una vez cocido. El membrillo tiene un sabor afrutado y floral con matices terrosos, que se intensifica durante la cocción. En preparaciones como el dulce de membrillo, el sabor se convierte en una dulzura profunda con un toque de acidez que aporta complejidad al paladar.

Textura: La textura del membrillo fresco es dura y astringente, lo que lo hace difícil de comer crudo. Sin embargo, una vez cocido, el membrillo se transforma en una textura suave y jugosa. En el caso del dulce de membrillo, la textura es más firme y gelatinosa, lo que permite cortar el producto en bloques. Esta textura es agradablemente densa y algo granulosa, dependiendo del tiempo de cocción y la cantidad de azúcar utilizada.

Preparación: Para preparar membrillo, primero se lavan y se pelan los frutos. Se eliminan el corazón y las semillas, y luego se cortan en trozos. Los trozos de membrillo se cocinan a fuego lento con azúcar y agua hasta que se ablanden y se deshagan. En el caso del dulce de membrillo, se cocina hasta obtener una pasta espesa y homogénea, que se vierte en moldes para enfriar y solidificar. Algunas recetas incluyen el uso de jugo de limón o ácido cítrico para ayudar a mantener el color y mejorar la textura del producto final.

Uso y Aplicación: El membrillo tiene múltiples aplicaciones en la cocina. El membrillo fresco se puede utilizar en ensaladas, asados o como acompañamiento de platos principales. El dulce de membrillo es ideal para servir como postre, en bocadillos o como parte de una tabla de quesos. También se puede utilizar en repostería, como relleno para pasteles y tartas. Su sabor único y su textura versátil hacen del membrillo un ingrediente apreciado en diversas preparaciones culinarias.

Ingredientes: Membrillo 50%, azúcar 50%

Conservar en sitio fresco y seco.